Micro-maltratos animales
Ahora que nos hemos familiarizado con el concepto “micromachismo“ puede que nos sea más sencillo entender lo que son los micro-maltratos que a veces infringimos a los animales.
El micro-maltrato se sustenta en prácticas que se ven como inofensivas por estar normalizadas desde el punto de vista humano. Pero que, si las analizamos con una perspectiva etológica y desde la empatía con el animal, resultan pequeños abusos, malas prácticas, molestias innecesarias, manejo inadecuado, faltas de respeto. Es un maltrato de baja intensidad pero sistemático y naturalizado desde la superioridad y la posición de poder que ostentamos los humanos respecto a otros animales.
Los micro-maltratos causan estrés que puede ser de baja intensidad o parecerlo, pero está injustificado y se extiende en el tiempo como parte de la interacción normal entre el humano y el otro animal, pasando casi siempre desapercibido.
Micro-maltrato no significa maltrato pequeño
Llamarlo micro-maltrato puede llevar a confusión, no significa que sean maltratos insignificantes o a no tener en cuenta. Muy al contrario, estas prácticas suelen ser habituales, sistemáticas, continuas. Causan un desgaste emocional peligroso en nuestros animales que mina su salud física y psíquica. La palabra “micro“ hace más referencia a la escasa visibilidad, a que no son obvios ni evidentes y son difíciles de detectar. Muchas veces no es lo que hacemos, sino lo que no hacemos. Muchas veces por simple ignorancia o falta de interés.
Aquí podría haber un debate sobre cuánto no sabemos realmente y cuánto en realidad no queremos saber. En la era de la información y desinformación ¿es sencillo “saber“? Mi opinión es que no es sencillo, pero es posible con un poco de interés. Es nuestro deber como cuidadores de un animal informarnos sobre sus necesidades y peculiaridades aunque nos lleve algo de tiempo indagar y distinguir entre fuentes de información fiables y tópicos típicos o expertos de barra de bar (ahora reconvertidos en youtubers, instagramers y fauna similar).
A veces puede ser aburrido leer un texto de más de 3 parráfos pero, por desgracia, la buena información llega más frecuentemente en formatos aburridos que en videos cuquis y fotos perfectas. Sobre todo porque prima el contenido sobre el continente. Habrá excepciones que cumplan todo, por supuesto, pero a veces hay que sentarse a leer y aprender por el bien de los animales que tenemos en casa.
¿Cómo evitamos los micro-maltratos?
Primero de todo identificándolos. Algunos son cuestión solamente de poner atención, tener algo de empatía y sentido común. Pero no siempre es tan sencillo. Dependiendo de la especie animal con la estemos interactuando nos puede ser más o menos intuitivo identificarlos. Por tanto la mejor herramienta para empezar es aprender sobre la etología del animal que tenemos en casa. Cuál es su manera de enfrentarse al mundo y los retos que este le presenta. Qué recursos tiene ¿los está usando? ¿Se le permite expresar un comportamiento natural? Para esto necesitamos saber cual es el comportamiento natural. Por tanto el primer paso es estudiar. Y lo digo con esta palabra para nos lo tomemos en serio. No vamos a aprender mucho de animales en la televisión o las redes sociales. Los libros y algunas webs serias no proporcionarán textos serios y una formación básica muy necesaria. Existen videos, podcast, páginas en redes sociales con información buena y útil. Pero no son muy abundantes, no es el mejor sitio para buscar.
Busquemos buenos profesionales, personas con amplia experiencia, personas comprometidas con el bienestar de los animales. No me gusta hablar de bienestar animal porque implica una situación de cautividad que está lejos de ser ideal para cualquier animal. Pero la realidad es que los animales en cautividad existen y tienen pocas posibilidades de otro tipo de vida. Por tanto nuestra obligación moral es hacer esa cautividad lo menos mal posible.
¿Qué prácticas debemos evitar en conejos?
Cualquier mala práctica habitual o innecesaria puede constituir un micro-maltrato. Tanto por exceso como defecto se puede ir en contra de las necesidades básicas de los conejos.
El estrés es un factor de riesgo para la salud de los conejos, por tanto es muy importante evitarlo siempre que sea posible. Los conejos no suelen demostrar estar estresados o, muchas veces, lo demuestran de formas no entendemos.
En este artículo puedes leer más sobre el tema: Malas prácticas con conejos